24 de enero de 2010

Reportajes de DEIA. Muy interesantes.

Aqui teneis 2 reportajes de DEIA muy interesantes. En el segundo participa Igor Miner (Fisoterapeuta) y socio de Urdulizko Tropela.
Si el talento fuera suficiente.

La psicología es una de las fuentes, desaprovechada aún, en el enriquecimiento del atleta moderno por Alain Laiseka - Sábado, 23 de Enero de 2010 - Actualizado a las 08:20h.

Una fría tarde otoñal de Londres, a Rafael Nadal, lastrado por las lesiones, inmerso en un bache resultadista inopinado que le conduce a tres derrotas consecutivas en el Torneo de Maestros, meta de una temporada en la que el manacorí no levanta un trofeo desde mayo, le preguntan: "Oiga, ¿cómo se recupera la confianza?". La interrogación es un aguijón que trata de entrar en la mente de Nadal, de desentramar el laberinto emocional del tenista más fiero del circuito, uno de los más físicos, el más estoico de entre los grandes, un ser inasequible al desánimo al que el propio Rod Laver describía como un jugador que "usa mucho sus piernas" y busca la exasperación de sus rivales para ganar cada punto que plantea como una batalla decisiva, ineludible, inaplazable. Así que cuando su físico se resiente, se duele, se agrieta, es la mente la que soporta la carga del esfuerzo. "Estoy preparado. Tengo la meta de sentir que estoy jugando de nuevo a mi mejor nivel. Y cuando uno tiene esa meta, esa motivación, da igual si se está cansado o no", respondía en Londres Nadal, un depredador, un deportista de una fortaleza psíquica inquebrantable. Superior, con creces, a la de Federer, un jugador clásico, estilista, tenista puro, virtuoso de la raqueta, pero que, decía Laver recientemente, desprende "la sensación de que su juego requiere que esté en forma al ciento por ciento: no pudo entrenarse, perdió la confianza... y la confianza lo es todo en el tenis". No es exclusivo el axioma del deporte de la raqueta.
En el mismo otoño que marchita la temporada tenística en Londres, un equipo ciclista, el Footon-Servetto de Josean Fernández Matxín, amanece en un hotel de la localidad cántabra de Hoznayo. Es domingo 28 de noviembre y Europa vive pendiente de Barcelona, del Camp Nou, donde la tropa de Pep Guardiola, el entrenador que azuza a los jugadores antes de la final de la Champions con escenas de Gladiator y acordes del Viva la vida de Cold Play o antes de jugarse el Mundialito con aquel lapidario "si perdéis seréis los mejores, pero si ganáis, seréis eternos", pone a prueba su excelencia futbolística ante el Madrid de martillo y cincel de Pellegrini. Un acontecimiento. Por eso, sienta mal entre los corredores, jóvenes en su mayoría, chicos desubicados, sin destetar aún, que el programa de la concentración contemple seis horas, desde las 14.00 hasta las 20.00, de sesión de mentalización. Así que protestan. "Queremos ver el partido", braman. Es en vano. Gianetti no escucha y les sienta en una sala que presiden dos hombres, Jean Claude Goillard y Fabricio Robelli, expertos suizos en los asuntos delicados de la mente que han trabajado con la empresa FIAT, con la escudería Ferrari y con un equipo de fútbol de Lugano que juega en la Segunda División al que hallaron el año pasado moribundo, en el infierno de los puestos de descenso.
"imposible is nothing" "Pues bien", descubre Gianetti, "llegaron ellos con sus métodos, el equipo se salvó y esta temporada son líderes. Es más, desde la llegada de Goillard y Robelli, no han perdido ni un partido". Gianetti, ex ciclista, manager, estudiante pasional de Filosofía y explorador, "más bien curioso", de las fuerzas ocultas de la mente, sometió a su nueva camada a un ejercicio de superación de la perplejidad, al Impossible is nothing que canta Divine Heresy, que acuña Adidas en su campaña publicitaria y que los dos expertos suizos que ahondan en el poder intangible de la mente abordaron ante la chavalería del Footon de manera impactante: doblaron los ciclistas flechas y tornillos de acero con la garganta, corrieron descalzos por las brasas... A las 19.00 horas, cuando arrancaba el partido en el Camp Nou, nadie se acordó del Barça-Madrid. Estaban obnubilados. Imantados. "Se trataba de que vieran que nada está lejos de su alcance. Esto puede ayudarles a ver las cosas de otra manera, a colocar sus objetivos de una forma correcta porque de lo contrario, puede resultar que se estén poniendo límites a su propia trayectoria", explica Gianetti sobre la preparación mental a la que somete a su equipo esta temporada, con la que trata, además, "de que realmente den el máximo como deportistas". "Pero no desde el sacrificio extremo, no desde el dolor o la autoflagelación. Se trata de que no sufran por lo que hacen, de que se diviertan entrenando, de que declinen convencidos una Coca-Cola para beber agua o de que entrenen bajo la lluvia siendo conscientes de que eso va en su propio beneficio", apunta Gianetti. Ni Guardiola, que empuja a sus jugadores al campo con un "salid y divertíos" alentador, lo hubiese expuesto mejor.
En 2004, el primer año del Saunier Duval, el manager suizo llevó a cabo un proyecto similar en la pretemporada, y Ventoso, por aquel entonces un velocista desconocido, estrenó el la campaña ganando en Qatar. Este año, el Footon, un equipo desarmado y en plena reconstrucción, lleva dos triunfos, aunque menores, reconfortantes -una etapa del Tour de San Luis con el prometedor Rafa Valls y otra, más notable, del Tour Down Under que atrapó poderoso Manuel Cardoso-. "Pero eso no quiere decir que sea debido al trabajo psicológico. Tiene que haber una base física. Ventoso era buen corredor, también lo son Valls y Cardoso. Pero el campeón verdadero no es sólo físico", razona el suizo citando a Armstrong y Contador, "ejemplos de la relevancia de la fuerza mental en el deporte", y a Jan Ullrich, "otro ejemplo a la inversa". Era el ciclista alemán un portento físico, un amasijo de músculo y genética inaudito que sucumbió por su debilidad mental, su incapacidad para reconocer el sacrificio como único camino al éxito. Su talento, descomunal, no fue suficiente.
"Es complicado identificar la razón exclusiva y exacta de un logro, porque quizás no exista algo único que lo posibilite", apunta Félix González Llata, director asociado y cofundador del European Coaching Center, un instituto dedicado a la formación e investigación del coaching, la disciplina que maneja una serie de herramientas que buscan el desarrollo emocional de las personas y que ha tenido una aceptación sobresaliente en el mundo empresarial. "Es cierto que no se puede decir que ésta o aquella cosa han sido las claves del éxito de un deportista", abunda Alfredo Chávez Zepeda, mexicano y licenciado en Educación Física y gran defensor del coaching en el deporte; "pero todo el mundo está de acuerdo en que la habilidad para relacionarse con sus jugadores y sacar lo mejor de ellos de Vince Lombarda -entrenador en los 60 de los Green Bay Packers- o Timothy Gallwey -entrenador de tenis, pionero en la psicología deportiva y autor del libro The Inner Game of Tennis- resultó clave en el rendimiento de éstos". Ambos técnicos sentaron las bases del coaching que la empresa de González Llata trata de introducir en el deporte estatal.
El Footon es pionero en ello. El equipo de Matxín experimenta con un programa fruto de dos años de desarrollo que incide en la psicología positivista "en la que tratamos de gestionar la mente del deportista reforzando sus valores, que es, sencillamente, lo que te hacer tener ganas de levantarte por la mañana", aclara González Llata sobre un proyecto tan abstracto que cuesta horrores comprimir en una explicación. "Digamos que se basa en el desarrollo de la inteligencia emocional para guiar un proceso de superación continua y el descubrimiento del verdadero potencial", trata de definir Chávez Zepeda. El problema es que se asienta sobre la comunicación entre deportistas y entrenadores, un escollo insalvable para, por ejemplo, el ciclismo, un deporte de equipo en el que sus individuos viven perpetuamente aislados, ya que rara vez -sólo en las pocas concentraciones que realizan al año- están todos juntos. "Por eso hemos creado un lugar de encuentro en internet para mantener en contacto a todos los miembros del equipo. Se trata de construir al individuo y al equipo", matiza González Llata, que está en conversaciones con Osasuna y Racing de Santander para implantar el sistema, antes de advertir: "La psicología no es una varita mágica. La mente hay que trabajarla, pero si un deportista se lo cree, confía y está motivado... puede llegar lejos".
http://www.deia.com/2010/01/23/deportes/otros-deportes/si-el-talento-fuera-suficiente

Atletas del esoterismo

Los deportistas, al límite, buscan el plus de la confianza en unos productos de dudosa base científica por césar ortuzar - Domingo, 24 de Enero de 2010 - Actualizado a las 08:23h.


Luis Leon Sanchez ganando el pasado Jueves en el Tour Down Under con una pulsera de Power Balance.

El deportista necesita creer en algo". Explorador de los límites, el atleta de élite, héroe moderno, transita en una continua búsqueda: la de la superación, eje que vertebra su respiración, su esfuerzo, su sufrimiento, su entrenamiento, su alimentación, su ambición; metro patrón entre el fracaso y el éxito, entre la victoria y la derrota, entre la melancolía y la dicha, entre la lágrima y la sonrisa. Y la distancia entre ambas sensaciones es apenas perceptible. "Está todo tan igualado en la alta competición que cualquier ayuda es bienvenida aunque ésta esté más cerca de la magia que de la ciencia y por eso el deportista es capaz de creer en ciertas cosas inexplicables", describe Raúl García, psicólogo deportivo, convencido de que más allá de una gran preparación física y mental, "porque el deportista tiene que estar al 100% tanto física como mentalmente para obtener resultados", no existen los milagros.
Los busca, sin embargo, el atleta. La necesidad de una mejoría constante determina el crédulo viaje de éste hacia territorios que escapan a las leyes de la ciencia, de la lógica, y que se adentran en el paisaje de lo mágico, un escaparate de aspecto esotérico en el que abundan gran variedad de productos: pulseras con propiedades para la mejora de elasticidad, equilibrio y fuerza (la última revolución); medias que mejoran el riego sanguíneo; tiritas que optimizan la respiración; culotes y manguitos que cuidan el músculo calentándolo o tiras elásticas que relajan las tensiones fibrilares, que encuentran en el deportista al perfecto probador "porque siempre buscan algo, alguna clase de recurso por escasa base científica que tenga éste, para mejorar su rendimiento", apunta Raúl García, persuadido de que el verdadero poder de la mayoría de los productos pasa "por la sugestión que el propio deportista obtiene por el hecho de llevarlo puesto y que le puede beneficiar porque cree que eso que lleva funciona, al igual que al que besar un medalla antes de un partido le relaja", subraya Raúl García, que considera fundamental la predisposición del usuario para que el producto tenga incidencia sobre los resultados. "Es como la profecía que se cumple a sí misma. Si uno cree que algo le va a funcionar de antemano y pone el empeño suficiente para que eso ocurra, probablemente le funcione, aunque el artilugio en sí sea como un placebo, que no tiene ninguna clase de incidencia real o muy escasa, y la mejoría se asienta en lo psicológico y no tanto en lo físico".
Falta de rigor científico Maneja el mismo discurso Iñaki Arratibel, reputadísimo médico deportivo con un amplio bagaje en distintas especialidades que van desde el atletismo hasta el fútbol pasando por el remo o el ciclismo. Para el galeno guipuzcoano estos artilugios "no se asientan sobre una base científica rigurosa. Carecen de un estudio científico que los avale de verdad, con unas pruebas de doble ciego por ejemplo" y por eso estima que su impacto real en el progreso de los deportistas "es muy relativa, pero lo que pasa es que los hay que creen que les puede funcionar y si les va bien, estupendo, pero es una cuestión de fe más que de otra cosa". Baña su teoría Arratibel con el pasaje de un remero que descendió con celeridad del bote justo antes de competir buscando una "estampita porque así se sentía mejor, con más confianza y más seguro a la hora de remar. Ya me dirás que mejoría física te puede ofrecer una estampita, o un lazo, o lo que sea, pero contra eso no puedes hacer nada porque si el que lo lleva cree que le funciona...". "Desde mi punto de vista muchos de estos productos tienen la misma credibilidad que pueda tener un amuleto, de nula efectividad física, pero que estimulan la confianza, que pueden reforzar psicológicamente al deportista y la mente es muy importante cuando se trata de competir", expone Iñaki Arratibel, consciente del perfil maniático que anida en la alta competición, -"dile a un deportista que mejorará su rendimiento durmiendo boca abajo y lo hará", añade- un escenario ideal según Igor Miner, masajista vizcaino y ex ciclista aficionado. "He conocido a ciclistas que utilizaban durante años el mismo imperdible para sujetarse el dorsal porque decían que les daba buena suerte o otros que comentaban que pedaleaban mejor por cubrir con un calcetín las zapatillas". Con ese caldo de cultivo es comprensible que cíclicamente irrumpan con fuerza diferentes artículos que ofrecen promesas extraordinarias en sus prospectos con explicaciones enigmáticas.
Apósitos deportivos La de los aperos de la "santería", como señala irónicamente Iñaki Arratibel lleva décadas estando presente en el anexo de los deportistas. "Ocurrió algo parecido a lo de las pulseras con lo de las tiritas para la nariz. Bien colocadas ayudan a respirar mejor porque abren las aletas nasales y entra más aire por la nariz, pero haciendo deporte se suele respirar principalmente por la boca por lo que su ayuda es pequeña y en la mayoría de las ocasiones no está bien colocada en la nariz". No se frena ahí el médico guipuzcoano en su despiece, que cree limitada también la utilidad de los culotes o de los manguitos: "Son para dar calor, para nada más. El secreto está en el tejido y los culotes que protegen la musculatura, los aductores principalmente, suelen ser incómodos porque se trata de piezas de tipo de neopreno que nada tienen que ver con los culotes que se ven en futbolistas, más estéticos que otra cosa, al igual que los manguitos de los jugadores de baloncesto".
Esa parece ser la frontera entre lo que se considera efectivo y un simple placebo de efectos psicosomáticos "los mismos que puede tener un paciente al que se le sustituye la medicación, dándole un placebo sin que lo sepa y que él siente beneficioso porque piensa que lo que toma se trata de un medicamento con unas propiedades y beneficios concretos para su dolencia", desgrana Raúl García.
De la batería de productos, los expertos consultados rescatan las medias que mejoran el retorno sanguíneo. "Se emplean para que mejore el riego sanguíneo de las piernas y ayude al retorno de la sangre al circuito del corazón. Se trata de medias compresoras pero con otro diseño", dice Arratibel. También cuentan con el beneplácito de Arratibel las tiras de taping neuromuscular, unas bandas elásticas que se pegan al cuerpo y cuya utilidad es evitar descontracturizar ciertos músculos o relajarlos. "Las tiras (ahora están de moda principalmente por sus llamativos colores) neuromusculares existen desde la década de los 70 y resultan beneficiosas, pero requiere que sean colocadas correctamente".
"Lo de las pulseras es lo más nuevo, la última moda, pero antes estuvo lo de las tiras en la nariz que lo llevaba casi todo el mundo para respirar mejorar y ahora apenas se las ponen unos pocos", destaca Miner, que durante su época de ciclista aficionado hicieron furor "unas prendas que debían tener contacto directo con la piel y que supuestamente te reducían el lactato del cuerpo y de esa manera te recuperabas antes los esfuerzos". También es conocedor de tamaña tecnología Aritz Altadill, preparador físico y palista profesional, "esto es todo un mundo", que pone en cuarentena los efectos mágicos de muchos productos. "Te pueden dar una mejoría, pero pequeña. No es la panacea, ni mucho menos, pero por ejemplo a mí la pulsera me va bien con el tema de la elasticidad. Estiro más que antes". "Los hay que te dicen que no notan la mejoría y otros a los que les va bien", revela el preparador navarro sobre algunos de los deportistas a los que perfila físicamente.
"Creo que se deben probar las cosas si no tienen ningún efecto negativo sobre el organismo. Si te va bien, genial, y si no, pues dejas de usarla", indica Altadill, que también contempla con cierta distancia la onda expansiva generada por el arsenal mágico y su funcionalidad. "Es evidente que el marketing también influye en estas cosas. Tiene mucho de moda y de boca a oreja", enfatiza. A Igor Miner le vienen entonces a la memoria "aquellas pulseras metálicas que acababan en dos bolas y que llevaba todo el mundo y que ayudaban a combatir el reuma y cosas así. Ahora no se ven". "¿Y en el futuro? Llegarán otras cosas porque siempre hay algo nuevo a lo que agarrarse, en lo que creer", concluye Miner, sabedor del espíritu de los atletas del esoterismo.

http://www.deia.com/2010/01/24/deportes/otros-deportes/atletas-del-esoterismo

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